Por David Villota

No sé si os pasa, pero hay días que conectarme a una reunión o encuentro online me da una pereza increíble. Saber que tras un click aparecerán un montón de caras conocidas, o no tan conocidas, en un trozo de pantalla cada vez más pequeño. Esos días la pantalla se me parece más a un muro que a una ventana.

Como facilitador me está tocando cada vez más acompañar y facilitar este tipo de espacios y reuniones online donde la gente se conecta desde su casa en medio de un día a día del que no sé muy bien si acaban de desayunar al sol o de pasar una noche sin dormir por una mala noticia. No entiendo por qué intentamos imponer una normalidad en medio de una situación que nos devuelve un reflejo cada vez más deformado de esa normalidad. Y al mismo tiempo, los proyectos, las organizaciones, las tareas pendientes siguen su curso y necesitan contar con espacios claros donde compartir la información y tomar decisiones.

Todo esto en un contexto de vulnerabilidad y muchísima incertidumbre para muchas familias y organizaciones. Un reto enorme que a veces me abruma y me hace replantearme mis límites y capacidades para acompañar procesos tan complejos. Una de las cosas que más recuerdo de mi formación como facilitador es el valor de diferenciar espacios como elemento de la ecología grupal y el cuidado de las personas y los objetivos. La importancia de tener espacios con objetivos claros y diferenciados que cuiden de todas las necesidades, y no dejarnos llevar por la inercia y la pobreza de un único espacio grupal que margine otras necesidades, ya sean de avanzar, ya sean de cuidado y escucha. Y lo que más estoy viendo es que, en un momento como este, la necesidad de compartir, escucharnos y darnos apoyo es vital y muchas veces no encuentra un lugar en la dinámica organizacional o del grupo.

Por eso os invitamos a visibilizar esta necesidad de cuidados y apoyo, a preguntar quién más la necesita y a buscar un momento apropiado para ella. Un espacio donde simplemente podamos compartir y escuchar, sin abrir debates ni temas propiamente organizativos. Un espacio donde cada una exprese lo que necesite y en la forma que necesite, respetando los silencios y el lugar que está viviendo cada una. Una oportunidad para pasar de la pantalla a la piel.